DUEÑOS DE LA ESPAÑA ETERNA (Ian Gibson )
• La manifestación de Salamanca ha sido una irresponsabilidad, un insulto. El PP sólo busca crispar
IAN Gibson
Escritor
Se creen dueños y propietarios de España. Son soberbios. Nunca admiten haberse equivocado y nunca entonan un mea culpa (la culpa es siempre de los demás). El viejo machista Manuel Fraga recuerda al viejo machista Camilo J. Cela (que tan encantado estaba con ellos): no puede abrir la boca sin insultar a las mujeres, y hasta ha pedido a Dios y a Santiago Matamoros que tengan la bondad de acudir en apoyo suyo este fin de semana.
Por villorrios y glebas, como en los mejores tiempos franquistas, los autobuses van recogiendo a los incondicionales para cualquier manifestación convocada por los jefes, sea cual sea el motivo; los periodistas adictos acuden obedientes con sus plumas cargadas de veneno y baba; y uno se pregunta si un día este país tendrá por fin una derecha dialogante y razonable.
Salamanca. Yo he pasado 40 años de mi vida manejando manuscritos y periódicos. Y sé por experiencia que no hay nada tan frágil como la página de un diario, nada tan permanentemente en peligro como un manuscrito. Incluso la intensa emoción que genera la investigación puede entrañar un riesgo, y yo mismo, lo confieso aquí, he dañado sin querer, al ir demasiado deprisa, más de una hoja impresa. Hoy todo esto ha cambiado y nos encontramos en el reino del microfilm y de las copias digitales.
Los estudiosos ya no podemos acudir en "versión original" a El Sol, al Heraldo de Madrid, al Diari de Barcelona o al Defensor de Granada --nombro cuatro periódicos con los cuales he trabajado intensamente--, sino que tenemos que conformarnos con la consulta en pantalla. En cuanto a los manuscritos, las copias digitales son tan extraordinariamente fieles que en general no hace falta tampoco ver el original, y mucho menos tocarlo. En estos momentos estoy descifrando los manuscritos de Antonio Machado editados hace poco en facsímil por la Institución Fernán González de Burgos. Hasta la fecha no he encontrado ningún problema que haga necesaria la confrontación con los originales. Mejor para ellos y mejor para mí.
¿Para qué, entonces, tanto autobús lleno de gentes que nunca han pisado un archivo ni saben nada de hemerotecas y manuscritos y copias digitales? En el fondo estamos ante el sempiterno anticatalanismo de la derecha central. Como recordábamos aquí hace unos meses, sólo se trata de una parte mínima del contenido total de los documentos archivados en Salamanca, tal vez un 3%.
En el nuevo Centro Documental de la Memoria, radicado en la misma ciudad, habrá copias digitales de todos estos papeles y estará garantizado el acceso, de ser necesario, a los originales en Barcelona. ¿Dónde está, pues, el problema?
¿CÓMO ES posible que no lo quiera entender el Partido Popular? Ah, ¡pero si lo entiende perfectamente! El asunto es manipular y tergiversar la realidad, provocar crispación, meter cizaña, atizar como sea la hostilidad hacia el actual Gobierno y presentar la devolución, decidida después de escuchar la opinión de los expertos, como un atentado más contra la sagrada unidad de la nación. Al contemplar las imágenes de la manifestación de Salamanca he sentido auténtica vergüenza ajena y he pensado en Josep Piqué.
El señor Piqué, a quien no tengo el gusto de conocer (y lo lamento), lleva tiempo apoyando la decisión de devolver a Catalunya los documentos que legítimamente le pertenecen. Chapeau. Enhorabuena. Me imagino que estos días el asunto le está causando más de un dolor de cabeza al exministro, porque tener que aguantar a correligionarios como los suyos --los propietarios de la España eterna-- debe ser un hueso duro de roer para un catalán culto e inteligente con una visión serena de las complejidades nacionales.
La manifestación organizada por su partido en Salamanca ha empeorado indudablemente las relaciones entre Catalunya y el resto del país. Si yo fuera catalán, sería, después de Salamanca, un catalán más nacionalista. Ha sido una torpeza, una irresponsabilidad, un insulto. Y afirmar que la resolución del Gobierno es fruto del "chantaje" ejercido por Esquerra Republicana de Catalunya es otro insulto. Se trata, sencillamente, de hacer justicia, de respetar los derechos de los demás, en este caso de los catalanes.
Y AHORA LES toca a los gays, otra obsesión para los que se proclaman tan defensores de la fe católica. El malo sigue siendo el Gobierno, que se atreve a bendecir el matrimonio contra natura de seres humanos del mismo sexo, y ello con la intención no confesada de ir minando las bases de la familia española.
¿Qué tienen que ver los matrimonios homosexuales con la familia española? Nada. ¿Qué interés posible podría haber por parte del Gobierno en dañar a los heterosexuales que quieren vivir juntos y procrear? Ninguno. La homosexualidad es normal para quienes son homosexuales, y se da incluso entre otros animales. No es una enfermedad. Durante siglos se ha perseguido con saña indecible. ¿No lo sabe el Partido Popular? ¿No era ya hora de que la Iglesia dejara en paz a los gays y se ocupara a fondo, por ejemplo, de los millones y millones de niños hambrientos y enfermos que hay en el mundo? La Iglesia no ha condenado nunca la pena de muerte. Es más, al arremeter contra el uso del condón ha venido imponiéndola metódicamente. ¡Qué fácil para los obispos, negadores de su propia sexualidad, predicar la abstención para los demás!
Entre los del Partido Popular hay, inevitablemente, una minoría de homosexuales. A ver si tienen el valor de manifestarse como tales y, con ello, de contribuir a que el país se sosiegue.
IAN Gibson
Escritor
Se creen dueños y propietarios de España. Son soberbios. Nunca admiten haberse equivocado y nunca entonan un mea culpa (la culpa es siempre de los demás). El viejo machista Manuel Fraga recuerda al viejo machista Camilo J. Cela (que tan encantado estaba con ellos): no puede abrir la boca sin insultar a las mujeres, y hasta ha pedido a Dios y a Santiago Matamoros que tengan la bondad de acudir en apoyo suyo este fin de semana.
Por villorrios y glebas, como en los mejores tiempos franquistas, los autobuses van recogiendo a los incondicionales para cualquier manifestación convocada por los jefes, sea cual sea el motivo; los periodistas adictos acuden obedientes con sus plumas cargadas de veneno y baba; y uno se pregunta si un día este país tendrá por fin una derecha dialogante y razonable.
Salamanca. Yo he pasado 40 años de mi vida manejando manuscritos y periódicos. Y sé por experiencia que no hay nada tan frágil como la página de un diario, nada tan permanentemente en peligro como un manuscrito. Incluso la intensa emoción que genera la investigación puede entrañar un riesgo, y yo mismo, lo confieso aquí, he dañado sin querer, al ir demasiado deprisa, más de una hoja impresa. Hoy todo esto ha cambiado y nos encontramos en el reino del microfilm y de las copias digitales.
Los estudiosos ya no podemos acudir en "versión original" a El Sol, al Heraldo de Madrid, al Diari de Barcelona o al Defensor de Granada --nombro cuatro periódicos con los cuales he trabajado intensamente--, sino que tenemos que conformarnos con la consulta en pantalla. En cuanto a los manuscritos, las copias digitales son tan extraordinariamente fieles que en general no hace falta tampoco ver el original, y mucho menos tocarlo. En estos momentos estoy descifrando los manuscritos de Antonio Machado editados hace poco en facsímil por la Institución Fernán González de Burgos. Hasta la fecha no he encontrado ningún problema que haga necesaria la confrontación con los originales. Mejor para ellos y mejor para mí.
¿Para qué, entonces, tanto autobús lleno de gentes que nunca han pisado un archivo ni saben nada de hemerotecas y manuscritos y copias digitales? En el fondo estamos ante el sempiterno anticatalanismo de la derecha central. Como recordábamos aquí hace unos meses, sólo se trata de una parte mínima del contenido total de los documentos archivados en Salamanca, tal vez un 3%.
En el nuevo Centro Documental de la Memoria, radicado en la misma ciudad, habrá copias digitales de todos estos papeles y estará garantizado el acceso, de ser necesario, a los originales en Barcelona. ¿Dónde está, pues, el problema?
¿CÓMO ES posible que no lo quiera entender el Partido Popular? Ah, ¡pero si lo entiende perfectamente! El asunto es manipular y tergiversar la realidad, provocar crispación, meter cizaña, atizar como sea la hostilidad hacia el actual Gobierno y presentar la devolución, decidida después de escuchar la opinión de los expertos, como un atentado más contra la sagrada unidad de la nación. Al contemplar las imágenes de la manifestación de Salamanca he sentido auténtica vergüenza ajena y he pensado en Josep Piqué.
El señor Piqué, a quien no tengo el gusto de conocer (y lo lamento), lleva tiempo apoyando la decisión de devolver a Catalunya los documentos que legítimamente le pertenecen. Chapeau. Enhorabuena. Me imagino que estos días el asunto le está causando más de un dolor de cabeza al exministro, porque tener que aguantar a correligionarios como los suyos --los propietarios de la España eterna-- debe ser un hueso duro de roer para un catalán culto e inteligente con una visión serena de las complejidades nacionales.
La manifestación organizada por su partido en Salamanca ha empeorado indudablemente las relaciones entre Catalunya y el resto del país. Si yo fuera catalán, sería, después de Salamanca, un catalán más nacionalista. Ha sido una torpeza, una irresponsabilidad, un insulto. Y afirmar que la resolución del Gobierno es fruto del "chantaje" ejercido por Esquerra Republicana de Catalunya es otro insulto. Se trata, sencillamente, de hacer justicia, de respetar los derechos de los demás, en este caso de los catalanes.
Y AHORA LES toca a los gays, otra obsesión para los que se proclaman tan defensores de la fe católica. El malo sigue siendo el Gobierno, que se atreve a bendecir el matrimonio contra natura de seres humanos del mismo sexo, y ello con la intención no confesada de ir minando las bases de la familia española.
¿Qué tienen que ver los matrimonios homosexuales con la familia española? Nada. ¿Qué interés posible podría haber por parte del Gobierno en dañar a los heterosexuales que quieren vivir juntos y procrear? Ninguno. La homosexualidad es normal para quienes son homosexuales, y se da incluso entre otros animales. No es una enfermedad. Durante siglos se ha perseguido con saña indecible. ¿No lo sabe el Partido Popular? ¿No era ya hora de que la Iglesia dejara en paz a los gays y se ocupara a fondo, por ejemplo, de los millones y millones de niños hambrientos y enfermos que hay en el mundo? La Iglesia no ha condenado nunca la pena de muerte. Es más, al arremeter contra el uso del condón ha venido imponiéndola metódicamente. ¡Qué fácil para los obispos, negadores de su propia sexualidad, predicar la abstención para los demás!
Entre los del Partido Popular hay, inevitablemente, una minoría de homosexuales. A ver si tienen el valor de manifestarse como tales y, con ello, de contribuir a que el país se sosiegue.
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